lunes, 13 de enero de 2025

 

La tarde del día de Nochevieja, intentando aparcar en un centro comercial para comprar in extremis las putas uvas, me comí una columna. No un poco, no. Hasta el tuétano. Estaba entrando de culo en la única plaza libre, ya casi echando el freno para salir pitando al súper, cuando sentí un crujido en el costado derecho, como si me estuvieran pegando un navajazo con filo de sierra, y, con la inercia y los nervios, seguí prolongando la cuchillada hasta ese punto el que sabes que, si avanzas, pierdes la vida y si reculas, la tienes perdida. Ya no sé si tiré hacia adelante o hacia atrás, ni cómo salí del atolladero. Solo que maldije las prisas, las uvas y a mí misma y llegué por los pelos a tiempo de pillar los últimos racimos a precio de uranio enriquecido. Total, que, sin contar las internas, empiezo el año con una herida de pronóstico reservado en el chasis y sin posibilidad de curarla hasta después de Reyes, aunque lo más probable es que siga con ella abierta y espere a juntar varios partes para que no me suban la prima del seguro o me echen por reincidente. Porque volver, seguro que volveré a cagarla yo solita. Es la historia de mi vida.

Hasta los jovencísimos operarios del taller donde acudo, que juraría no han leído jamás estas líneas, me llaman “la columnista” por mi querencia a dejarme el pellejo en los pilares de los sitios. Benditos sean. No saben que ese es el menor de mis problemas. Lo malo no es eso, sino ir por la vida como un toro abanto, atendiendo a lo urgente antes que a lo importante y salvando el pellejo a base de trampear con los obstáculos que te van poniendo por delante los días, más que viviendo. Así que, encima, doy gracias. Que todos los siniestros que nos depare 2025 se puedan arreglar con chapa y pintura o disponiendo de recursos para cambiar de vehículo, y que el año nuevo nos libre de otros peores. De un mal diagnóstico. De una pérdida irrecuperable. De toda angustia sin antiemético. Averías para las que no hay taller, ni coche de sustitución posibles. Es lo que pedí la noche del 31 al 1 mientras engullía al ritmo de las campanadas las doce uvas más caras de la Historia. Les deseo lo mismo.

Luz Sánchez Mellado, "Me llaman la columnista", 2 de enero de 2025

Pregunta 1: Tema e ideas principales (1 PUNTO) Identifique y enuncie el tema del texto. A continuación, resuma la estructura interna del texto identificando la tesis u opinión del autor”.

Pregunta 2: Interpretación del lenguaje en contexto (0,5 PUNTOS). “Explique bien con una definición o bien con tres sinónimos, el significado contextual de las siguientes DOS palabras o expresiones extraídas del texto”. 

Pregunta 3: Comentario lingüístico: UNA de estas DOS POSIBILIDADES (DOS PUNTOS).

A)- “Realice un comentario lingüístico sobre el tipo de texto y el modo de discurso. Justifíquelo con elementos lingüísticos y estilísticos relevantes.”. En Cantabria siempre cae un texto de opinión, por lo tanto las características que tendrás que encontrar del colaborador habitual (columna) o del especialista en un campo en concreto (artículo de opinión) o el editorial (sin firma) serán la subjetividad, que se refleja en la presencia del yo o del nosotros, en el uso de léxico connotativo y valoraciones, (muestra matices sobre la realidad que refleja),  verbos de opinión (creer, pensar, opinar…), perífrasis modales (tener que + inf./ deber + inf./poder + inf. …), elementos modalizadores (cambio de registro, expresiones asertivas, dubitativas, uso de adverbios valorativos, locuciones…), …, mezclado con el modo discursivo (argumentación, exposición, narración, descripción y diálogo) que suele ser la argumentación. Pero recuerda que es difícil encontrar un texto puramente argumentativo, es decir, que puede haber algún tipo de secuencia que se ajuste a la exposición y/o descripción y/o narración y/o diálogo, siempre al servicio último de la ARGUMENTACIÓN. Todo ello siempre JUSTIFICADO con elementos del texto (recuerda los tipos de argumentos: lógicos, analógicos y emotivos). Los textos de opinión, por lo general, presentan un nivel de la lengua estándar, que se manifiesta en el uso de una sintaxis y un vocabulario más complejo y variado, con cambio de registro, sustantivos de carácter abstracto (relacionados con el tema) … Luego recordad el tema, que puede ser actual o no, y no depende solo de la fecha. Hay que destacar como mínimo SEIS RASGOS y que no sean una mera enumeración de los mismos.

B)- “Realice un comentario lingüístico sobre la actitud y la intencionalidad de la autora o autor del texto. Justifíquelo con elementos lingüísticos y estilísticos relevantes.”. Actitud e intención: La actitud es el enfoque del autor respecto al tema y cómo se lo plantea al lector. Todo adjetivo que utilices para plasmarlo, debes JUSTIFICARLO con elementos del texto. Suele ser subjetivo, (si usas mucho tu particular punto de vista o intentas utilizar más exposición y argumentos racionales); también puedes ser irónico, crítico o permisivo, optimista o pesimista; intelectual o emotivo; realista o idealista; racional o fantástico; formal o informal (este último dependería del vocabulario utilizado), cercano... La clave está en que sepas cuál es la relación que se establece con el destinatario del texto (aparición del tú, del nos sociativo, léxico coloquial/ formal, …). La intención debes plantearla con la siguiente fórmula (propuesta): El autor pretende criticar… / advertir a los lectores de …/concienciar de …/hacer reflexionar sobre la importancia de…/… Se marca a través de las funciones del lenguaje (representativa [situación/contexto], expresiva [emisor], apelativa [destinatario], poética [mensaje], fática [canal] y metalingüística [código], hay que justificarlas siempre. Recuerda que en los textos de opinión suelen prevalecer la apelativa (hay rasgos donde se ve cómo interactúa con el lector e intenta persuadirle), la expresiva (a través de todos los rasgos de subjetividad y de estilo) y la poética (allá donde el autor busque “literaturizar” su texto), también puede aparecer la representativa (la información objetiva que se ve muy bien cuando se hace referencia a estadísticas o hechos concretos), la metalingüística (si el texto tuviera algo que ver con el lenguaje en sí) o la fática (cuando establece directamente conexión con el lector a través de un saludo, una despedida).y con otros rasgos lingüísticos como  la modalidad oracional (enunciativa/interrogativa, exclamativa…), el modo verbal (indicativo/subjuntivo o imperativo, recuerda que dice mucho de la actitud del emisor), el tipo de léxico, los recursos expresivos, los verbos volitivos, los tiempos verbales,…


 

Entre el torrente televisivo de anuncios de perfumes de las pasadas Navidades sobresalía uno especialmente mostrenco. Voy a resumir la historia, aunque no diré la marca porque no quiero hacerles propaganda. Chico guapo le dice a chica bella: “Un día me amarás y otro me odiarás. Nunca sabrás dónde estoy ni dónde vivo. No soy un ángel. Ahora ya lo sabes”, ante lo cual la bella se derrite de pasión y le morrea ávidamente. O sea, otro cansino guiño al supuesto atractivo de los chicos malotes, otra frívola y petarda exaltación de los hombres dañinos tipo sombras de Grey. El mensaje es: ¿Te hace sufrir? Guau, qué tipazo tan interesante, eso sí que es pasión, intensidad y amor de película.

Resulta todo tan obvio y tan tramposo que hasta puede parecer inofensivo. Pero lo malo es que llueve sobre mojado: según las encuestas, uno/una de cada tres jóvenes españoles entre 15 y 29 años consideran normal o inevitable controlar a su pareja; y un 27,4% del mismo abanico de edad piensan que la violencia de género es normal dentro de una relación sentimental. Ahora añade a estas cifras aterradoras el machacón mensaje publicitario, el modelo aspiracional de esos dos jóvenes tan guapos, la guinda del coche descapotable y esa normalización e incluso mitificación del amante que no es un ángel (y que por consiguiente es un demonio). Si tenemos en cuenta que en 2017 han muerto 55 mujeres en España víctimas de la violencia de género, además de ocho niños que también han sido asesinados por los maltratadores de sus madres, ese casposo anuncio tiene muy poca gracia.
La idea de que el amor peligroso, el amor dañino, es mucho más intenso, más puro y fascinante es una vieja creencia que ha causado infinitos sufrimientos. (…)
Pero para conseguir erradicar la violencia en la convivencia, hay que desmitificar el perverso romanticismo del sufrimiento. Los celos, sean de él o de ella, no son un signo de amor, sino de enfermedad. Llorar por una relación sentimental no es una medida de su intensidad, sino de que algo va muy mal. Y sobre todo nosotras, las mujeres, a quienes el machismo nos ha convertido en víctimas principales de esta engañifa, tengamos claro que los chicos malos son simplemente eso, egoístas, sexistas, groseros, insufribles, quizá incluso peligrosos psicópatas. Y que no les vamos a cambiar, aunque nos creamos sus redentoras. El sapo seguirá siendo toda la vida un sapo por más que lo beses. Yo también tuve a los 24 años un novio que me dijo: “Me dejarás, como todas. No serás capaz de soportarme”. Y yo, necia como tantas, pensé que lo salvaría de sí mismo. Al año comprendí que él tenía toda la razón y le dejé, tras haber aprendido para siempre que si un chico viene y te dice: “No soy un ángel”, hay que contestar: “Desde luego que no: eres un imbécil”, y seguir con tu vida sin él tan ricamente.
Rosa Montero, No eres un ángel, eres un imbécil, 21 de enero de 2018
https://elpais.com/elpais/2018/01/15/eps/1516033521_588715.html

1- (1P) TEMA Y ESTRUCTURA DEL TEXTO
3 - (2P) TIPO DE TEXTO Y MODALIDAD DISCURSIVA. JUSTIFICACIÓN CON ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS RELEVANTES
3 - (2P) ACTITUD E INTENCIÓN. JUSTIFICACIÓN CON ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS RELEVANTES.