Siguiendo los criterios de la EBAU, "el alumno deberá situar el fragmento en el movimiento literario en el que
se inscriben el autor y la obra, caracterizando dicho movimiento (época histórica en la que
se ubica, características formales, temáticas, géneros,….)". Acogiéndome a lo publicado, os voy a dar un modelo de lo que yo escribiría para obtener el 1,5. Eso sí, cada uno debería ajustarlo al tiempo y al espacio del examen, más que nada por el resto de cuestiones (al ser siete preguntas en 90 minutos más la lectura de ambos fragmentos, calculo que tendríais unos 10 minutos para redactar esto sin menoscabo del resto de preguntas).
Ahí va Federico García Lorca. No sé si redactaré a los otros dos. Preferiría que lo hicierais vosotros para practicar y que me lo trajerais a clase para que os lo corrigiera o me lo enviarais por correo electrónico. Vamos hablando:
Federico
García Lorca (1898-1936) nació en Fuente Vaqueros (Granada) y murió fusilado al comienzo de la Guerra Civil. Tres hechos serán clave en su vida:
-Su estancia en la prestigiosa Residencia de estudiantes, donde coincidirá con Salvador Dalí, Luis Buñuel, Rafael Alberti, Rosa Chacel, Pedro Salinas,… con los que formará la llamada Generación del 27.
-La beca a Nueva York en 1929-30 y su viaje a Cuba, donde descubrirá el jazz.
-La creación de "La barraca" en 1932, compañía de teatro universitario, donde llevará los grandes clásicos por provincias.
La Generación del 27 surge en un período histórico muy convulso en la España de principios de siglo. Este se inicia bajo el reinado de Alfonso XIII, quien permitió que, tras un golpe de estado, el general Primo de Rivera gobernase en dictadura hasta 1930. Posteriormente, se proclamó la II República (1931), con el exilio del monarca, algo que, en un principio, representó el marco perfecto para la transformación democrática, ya que hasta ese momento, España se había enfrentado a graves problemas de tipo agrario, militar, educativo, religioso o regional, que le habían impedido modernizarse a la par que otros países europeos. Sin embargo, las reformas republicanas provocaron una radicalización política, tanto de la izquierda como de la derecha, algo que terminaría derivando en un levantamiento militar y, finalmente, en guerra civil.
-Su estancia en la prestigiosa Residencia de estudiantes, donde coincidirá con Salvador Dalí, Luis Buñuel, Rafael Alberti, Rosa Chacel, Pedro Salinas,… con los que formará la llamada Generación del 27.
-La beca a Nueva York en 1929-30 y su viaje a Cuba, donde descubrirá el jazz.
-La creación de "La barraca" en 1932, compañía de teatro universitario, donde llevará los grandes clásicos por provincias.
La Generación del 27 surge en un período histórico muy convulso en la España de principios de siglo. Este se inicia bajo el reinado de Alfonso XIII, quien permitió que, tras un golpe de estado, el general Primo de Rivera gobernase en dictadura hasta 1930. Posteriormente, se proclamó la II República (1931), con el exilio del monarca, algo que, en un principio, representó el marco perfecto para la transformación democrática, ya que hasta ese momento, España se había enfrentado a graves problemas de tipo agrario, militar, educativo, religioso o regional, que le habían impedido modernizarse a la par que otros países europeos. Sin embargo, las reformas republicanas provocaron una radicalización política, tanto de la izquierda como de la derecha, algo que terminaría derivando en un levantamiento militar y, finalmente, en guerra civil.
Las
características generales del grupo –que toma su nombre de una serie de homenajes que le hicieron al poeta barroco Luis de Góngora en el tercer centenario de su muerte para reivindicar su figura, muy denostada por la crítica decimonónica– se dejarán llevar por un aire ecléctico en
el que se mezcla lo universal y lo español, los movimientos vanguardistas
asociados a nuestro país con la recuperación de nuestros autores más
tradicionales, lo intelectual y lo sentimental, así como lo culto y lo popular.
La
temática englobará los grandes asuntos del ser humano –el amor, el universo, la
frustración, el destino, la muerte, la libertad–, aunque, lógicamente, cada
autor se acercará a ellos desde su propia perspectiva.
En
cuanto a las etapas del grupo, son tres claramente diferenciadas:
Una
primera etapa (1920-27), orientada hacia la poesía pura de Juan Ramón Jiménez,
que producirá un arte vanguardista al que Ortega y Gasset denominó “arte deshumanizado”; aunque en nuestros autores no será tan
radical, más que nada por el influjo de la lírica popular que incluyen todos
ellos en sus composiciones vanguardistas. Será una poesía pura, sí, pero más humana.
Una
segunda etapa (1927-36), que confirma los ideales estéticos del grupo y que se
conoce como la “rehumanización del arte”. Se produce una poesía más sentida y serán menos herméticos en su comunicación. Coincide con la irrupción
del surrealismo y sus textos pasan a reflejar los más hondos sentimientos
humanos a través de metáforas inauditas e imágenes arbitrarias. Gracias al
surrealismo, la poesía recupera los problemas humanos y existenciales, así como
los acentos sociales y políticos, donde casi todos van a adoptar algún tipo de
militancia política, mostrándose partidarios de la República al estallar la
guerra. Como deja claro Rafael Alberti, “La poesía empieza a obedecer a una necesidad,
a servir, a ser útil”.
La
tercera etapa se inicia con el estallido de la Guerra Civil y la dispersión del grupo, ya que, excepto Lorca –fusilado al comienzo de la misma en 1936–, y Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego –que se quedarán en la España de posguerra y tendrán una vital importancia en la poesía existencialista que aquí se haga–, todos marchan al exilio donde cada uno seguirá su propio camino y su propia evolución poética, aunque se aprecia una poesía muy humana donde la nostalgia de la patria perdida estará muy presente
La
generación del 27 también buscó nuevas fórmulas teatrales y será Federico
García Lorca el mejor autor dramático de su generación y, sin duda, uno de
los mejores del siglo que supuso, junto a Valle Inclán, un soplo de aire fresco ante el teatro
comercial y repetitivo de Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero que
imperaba en la escena española del primer tercio de siglo.
En
cuanto al contenido lorquiano, sus obras expresan los problemas del hombre, especialmente
los que derivan de la oposición entre los deseos de libertad y el principio de
autoridad que representan el orden, la tradición y la realidad.
Es un
teatro poético, donde se mezcla, como en su poesía, la tradición –a través del
teatro de Lope y Calderón (muy claro en el aprovechamiento de las
canciones populares y el sentido trágico
de la existencia), la aparición de títeres o el uso del verso en el lenguaje
poético– y la modernidad, al situar sobre la escena espacios existenciales o la
indagación del hecho de vivir con sus “dramas irrepresentables”.
Sus
primeros textos son de influjo modernista y están escritos en verso (El
maleficio de la mariposa, Mariana Pineda). A ellas siguieron otras
de corte surrealista: las llamadas comedias imposibles, que
son tres: Así que pasen cinco años, El público y la
inacabada Comedia sin título. Se trata de obras difíciles y
herméticas. Pero lo mejor de su teatro se encuentra en la llamada trilogía
rural: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda
Alba (1931-1934-1936). En las tres hay rasgos comunes: la índole
sexual de los problemas tratados, la mujer como protagonista, la ambientación
en el mundo rural andaluz y el desenlace trágico.
Probablemente, La
casa de Bernarda Alba,
escrita dos meses antes de su muerte, desarrolla mejor que
ninguna la lucha entre el principio de autoridad, encarnado en Bernarda,
quien dicta años de luto y reclusión para sus hijas por la muerte de su marido,
y el principio de libertad, representado por Adela, la menor, quien tiene
relaciones con Pepe el romano, prometido de una de sus hermanas. Cuando la
madre descubre los hechos, le dispara y Adela se suicida.
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