Entre el torrente televisivo de anuncios de perfumes
de las pasadas Navidades sobresalía uno especialmente mostrenco. Voy a resumir
la historia, aunque no diré la marca porque no quiero hacerles propaganda.
Chico guapo le dice a chica bella: “Un día me amarás y otro me odiarás. Nunca
sabrás dónde estoy ni dónde vivo. No soy un ángel. Ahora ya lo sabes”, ante lo
cual la bella se derrite de pasión y le morrea ávidamente. O sea, otro cansino
guiño al supuesto atractivo de los chicos malotes, otra frívola y petarda
exaltación de los hombres dañinos tipo sombras de Grey. El
mensaje es: ¿Te hace sufrir? Guau, qué tipazo tan interesante, eso sí que es
pasión, intensidad y amor de película.
Resulta todo tan obvio y tan tramposo que hasta puede
parecer inofensivo. Pero lo malo es que llueve sobre mojado: según las
encuestas, uno/una de cada tres jóvenes españoles entre 15 y 29 años consideran
normal o inevitable controlar a su pareja; y un 27,4% del mismo abanico de edad
piensan que la violencia de género es normal dentro de una relación
sentimental. Ahora añade a estas cifras aterradoras el machacón mensaje
publicitario, el modelo aspiracional de esos dos jóvenes tan guapos, la guinda
del coche descapotable y esa normalización e incluso mitificación del amante
que no es un ángel (y que por consiguiente es un demonio). Si tenemos en cuenta
que en 2017 han muerto 55 mujeres en España víctimas de la violencia de
género, además de ocho niños que también han sido asesinados por los
maltratadores de sus madres, ese casposo anuncio tiene muy poca gracia.
La idea de que el amor peligroso, el amor dañino, es
mucho más intenso, más puro y fascinante es una vieja creencia que ha causado
infinitos sufrimientos. (…)
Pero para conseguir erradicar la violencia en la convivencia,
hay que desmitificar el perverso romanticismo del sufrimiento. Los celos, sean
de él o de ella, no son un signo de amor, sino de enfermedad. Llorar por una
relación sentimental no es una medida de su intensidad, sino de que algo va muy
mal. Y sobre todo nosotras, las mujeres, a quienes el machismo nos ha
convertido en víctimas principales de esta engañifa, tengamos claro que los
chicos malos son simplemente eso, egoístas, sexistas, groseros, insufribles,
quizá incluso peligrosos psicópatas. Y que no les vamos a cambiar, aunque nos
creamos sus redentoras. El sapo seguirá siendo toda la vida un sapo por más que
lo beses. Yo también tuve a los 24 años un novio que me dijo: “Me dejarás, como
todas. No serás capaz de soportarme”. Y yo, necia como tantas, pensé que lo
salvaría de sí mismo. Al año comprendí que él tenía toda la razón y le dejé,
tras haber aprendido para siempre que si un chico viene y te dice: “No soy un
ángel”, hay que contestar: “Desde luego que no: eres un imbécil”, y seguir con
tu vida sin él tan ricamente.
Rosa Montero, No eres un ángel, eres un imbécil, 21 de enero de 2018
https://elpais.com/elpais/2018/01/15/eps/1516033521_588715.html
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1A - (1P) TEMA Y ESTRUCTURA DEL TEXTO
1B - (1P) RESUMEN DEL TEXTO
2A - (2P) TIPO DE TEXTO Y MODALIDAD DISCURSIVA. JUSTIFICACIÓN CON ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS RELEVANTES
2B - (2P) ACTITUD E INTENCIÓN. JUSTIFICACIÓN CON ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS RELEVANTES.