La tarde del día de Nochevieja, intentando aparcar en un centro comercial para comprar in extremis las putas uvas, me comí una columna. No un poco, no. Hasta el tuétano. Estaba entrando de culo en la única plaza libre, ya casi echando el freno para salir pitando al súper, cuando sentí un crujido en el costado derecho, como si me estuvieran pegando un navajazo con filo de sierra, y, con la inercia y los nervios, seguí prolongando la cuchillada hasta ese punto el que sabes que, si avanzas, pierdes la vida y si reculas, la tienes perdida. Ya no sé si tiré hacia adelante o hacia atrás, ni cómo salí del atolladero. Solo que maldije las prisas, las uvas y a mí misma y llegué por los pelos a tiempo de pillar los últimos racimos a precio de uranio enriquecido. Total, que, sin contar las internas, empiezo el año con una herida de pronóstico reservado en el chasis y sin posibilidad de curarla hasta después de Reyes, aunque lo más probable es que siga con ella abierta y espere a juntar varios partes para que no me suban la prima del seguro o me echen por reincidente. Porque volver, seguro que volveré a cagarla yo solita. Es la historia de mi vida.
Hasta los jovencísimos operarios
del taller donde acudo, que juraría no han leído jamás estas líneas, me llaman
“la columnista” por mi querencia a dejarme el pellejo en los pilares de los
sitios. Benditos sean. No saben que ese es el menor de mis problemas. Lo malo
no es eso, sino ir por la vida como un toro abanto, atendiendo a lo urgente
antes que a lo importante y salvando el pellejo a base de trampear con los
obstáculos que te van poniendo por delante los días, más que viviendo. Así que,
encima, doy gracias. Que todos los siniestros que nos depare 2025 se puedan
arreglar con chapa y pintura o disponiendo de recursos para cambiar de
vehículo, y que el año nuevo nos libre de otros peores. De un mal diagnóstico.
De una pérdida irrecuperable. De toda angustia sin antiemético. Averías para
las que no hay taller, ni coche de sustitución posibles. Es lo que pedí la
noche del 31 al 1 mientras engullía al ritmo de las campanadas las doce uvas
más caras de la Historia. Les deseo lo mismo.
Luz Sánchez Mellado, "Me llaman la columnista", 2 de enero de 2025
Pregunta 1: Tema e ideas
principales (1 PUNTO) “Identifique y enuncie el tema del texto. A
continuación, resuma la estructura interna del texto identificando la tesis u
opinión del autor”.
Pregunta 2: Interpretación del lenguaje en contexto (0,5 PUNTOS). “Explique bien con una definición o bien con tres sinónimos, el significado contextual de las siguientes DOS palabras o expresiones extraídas del texto”.
Pregunta 3: Comentario lingüístico: UNA de estas DOS POSIBILIDADES (DOS PUNTOS).
A)- “Realice un comentario lingüístico sobre el tipo
de texto y el modo de discurso. Justifíquelo con elementos lingüísticos y
estilísticos relevantes.”. En Cantabria siempre cae un texto de opinión,
por lo tanto las características que tendrás que encontrar del colaborador
habitual (columna) o del especialista en un campo en concreto (artículo
de opinión) o el editorial (sin firma) serán la subjetividad,
que se refleja en la presencia del yo o del nosotros, en el uso de léxico
connotativo y valoraciones, (muestra matices sobre la realidad que
refleja), verbos de opinión
(creer, pensar, opinar…), perífrasis modales (tener que + inf./ deber +
inf./poder + inf. …), elementos modalizadores (cambio de registro,
expresiones asertivas, dubitativas, uso de adverbios valorativos, locuciones…),
…, mezclado con el modo discursivo (argumentación, exposición,
narración, descripción y diálogo) que suele ser la argumentación.
Pero recuerda que es difícil encontrar un texto puramente argumentativo, es
decir, que puede haber algún tipo de secuencia que se ajuste a la exposición
y/o descripción y/o narración y/o diálogo, siempre al
servicio último de la ARGUMENTACIÓN. Todo ello siempre JUSTIFICADO
con elementos del texto (recuerda los tipos de argumentos: lógicos,
analógicos y emotivos). Los textos de opinión, por lo general, presentan un
nivel de la lengua estándar, que se manifiesta en el uso de una sintaxis y un
vocabulario más complejo y variado, con cambio de registro, sustantivos de
carácter abstracto (relacionados con el tema) … Luego recordad el tema, que
puede ser actual o no, y no depende solo de la fecha. Hay que destacar como
mínimo SEIS RASGOS y que no sean una mera enumeración de los mismos.
B)- “Realice un comentario lingüístico sobre la actitud y la intencionalidad
de la autora o autor del texto. Justifíquelo con elementos lingüísticos y
estilísticos relevantes.”. Actitud e intención: La actitud es el enfoque del autor respecto al
tema y cómo se lo plantea al lector. Todo adjetivo que utilices para plasmarlo,
debes JUSTIFICARLO con elementos del texto. Suele ser subjetivo,
(si usas mucho tu particular punto de vista o intentas utilizar más exposición
y argumentos racionales); también puedes ser irónico, crítico o permisivo,
optimista o pesimista; intelectual o emotivo; realista o idealista; racional o
fantástico; formal o informal (este último dependería del vocabulario
utilizado), cercano... La clave está en que sepas cuál es la relación que se
establece con el destinatario del texto (aparición del tú, del nos sociativo,
léxico coloquial/ formal, …). La intención debes plantearla con
la siguiente fórmula (propuesta): El autor pretende criticar… / advertir a los lectores de …/concienciar
de …/hacer reflexionar sobre la importancia de…/… Se marca a través de las funciones
del lenguaje (representativa [situación/contexto], expresiva [emisor],
apelativa [destinatario], poética [mensaje], fática [canal] y metalingüística
[código], hay que justificarlas siempre. Recuerda que en los textos de opinión
suelen prevalecer la apelativa (hay rasgos donde se ve cómo
interactúa con el lector e intenta persuadirle), la expresiva (a
través de todos los rasgos de subjetividad y de estilo) y la poética
(allá donde el autor busque “literaturizar” su texto), también puede aparecer
la representativa (la información objetiva que se ve
muy bien cuando se hace referencia a estadísticas o hechos concretos), la metalingüística (si el texto tuviera algo que ver
con el lenguaje en sí) o la fática (cuando establece directamente conexión con el lector a través de un
saludo, una despedida).y con otros rasgos lingüísticos como la modalidad oracional
(enunciativa/interrogativa, exclamativa…), el modo verbal
(indicativo/subjuntivo o imperativo, recuerda que dice mucho de la actitud del
emisor), el tipo de léxico, los recursos expresivos, los verbos volitivos, los
tiempos verbales,…